El macroimpacto de la IA Generativa: Aprender de las revoluciones tecnológicas anteriores
Puntos clave:
- Desde la Revolución Industrial del siglo XVIII, se han producido cinco revoluciones tecnológicas, y la IA parece ser la siguiente
- Las revoluciones anteriores se produjeron siguiendo el ritmo de las sociedades e instituciones en general más que por su viabilidad técnica, algo que parece igualmente difícil hoy en día
- El impacto económico de la IA tiene el potencial de impulsar la productividad y el crecimiento, así como de reducir la inflación. Sin embargo, los Gobiernos y la normativa influirán en los resultados económicos finales
La inteligencia artificial (IA) generativa promete ser la siguiente de una oleada de tecnologías revolucionarias, puesto que posee una amplia gama de aplicaciones en diferentes sectores e industrias. A lo largo de la historia, se han producido cinco revoluciones tecnológicas y cada una de ellas ha tenido un impacto considerable en la economía, la sociedad y la cultura.
Las cinco grandes revoluciones tecnológicas hasta la fecha son:
- La revolución industrial (1770; Reino Unido)
- El vapor y el ferrocarril (1830; Reino Unido/Estados Unidos)
- El acero, la electricidad y la ingeniería pesada (1875; EE. UU./Alemania)
- El petróleo, los automóviles y la producción en masa (1910; EE. UU./Europa)
- La tecnología de la información (TI) (1970; EE. UU./Europa/Japón)
Existe una gran cuestión sobre cuánta infraestructura será necesaria para facilitar la implantación de la IA en comparación con las innovaciones anteriores. La naturaleza física de la tecnología parece pequeña en comparación con la creación de ciudades industrializadas, redes ferroviarias y acerías. Sin embargo, la producción y el avance de la tecnología de semiconductores, los centros de datos y la producción de energía (limpia) necesarios para impulsar la IA siguen teniendo un gran coste, aunque ese aumento de la eficiencia puede verse impulsado cada vez más por la IA.
La IA generativa podría implantarse con mayor rapidez que las revoluciones tecnológicas anteriores, un proceso que podría verse favorecido por el aprendizaje recursivo y la propia IA, que aportaría ideas para un despliegue más eficiente en toda la economía. Sin embargo, esto dependerá, al menos en parte, de las reacciones normativas, gubernamentales y sociales ante su implantación generalizada.
Consecuencias económicas preliminares
La historia nos enseña que los avances tecnológicos han impulsado la productividad, reduciendo la necesidad de mano de obra en determinados sectores, pero al mismo tiempo han creado puestos de trabajo, a menudo en nuevas áreas. El cambio de las sociedades agrarias a las industriales es el ejemplo de manual.
No obstante, los cambios históricos hicieron que muchos sectores de la población pasaran de la pobreza extrema en el campo a la penuria en las nuevas ciudades industrializadas y provocaron cambios considerables en las estructuras de la sociedad. Más recientemente, los avances tecnológicos han generado una desindustrialización que ha dejado impactos muy concentrados en algunas zonas.
En la medida en que consideramos la IA como un impulso positivo sustancial en el plano de la oferta, la teoría económica sugiere que debería crear presiones desinflacionistas. Sin embargo, es probable que el impacto actual refleje los marcos institucionales. El aumento de la productividad implica que los productores pueden producir más por menos. Pero que estos aumentos se trasladen a los consumidores a través de unos precios más bajos, o se retengan a modo de beneficios, dependerá de la escala de competencia a la que se enfrenten los productores.
El grado de posible concentración sectorial también puede depender de la propia tecnología. Si la IA se desarrolla con rapidez, puede ser más fácil para sus desarrolladores expandirse rápidamente asegurándose una posición dominante para excluir a la competencia posterior, un resultado más monopolístico. Sin embargo, si se desarrolla lentamente, es probable que el progreso no se limite a un único desarrollador inicial, lo que crearía un panorama más competitivo y probablemente desinflacionista.
Gobierno, normativa y crecimiento
Una posible perturbación a gran escala de los mercados laborales podría tener importantes repercusiones para los Gobiernos. En las anteriores revoluciones tecnológicas, los Gobiernos han desempeñado un papel activo a la hora de impulsar la formación de los trabajadores. Esta vez, los Gobiernos pueden desempeñar un papel más importante ofreciendo cada vez más oportunidades de reciclaje a los trabajadores desplazados por la IA.
Ante el potencial de largo alcance de la IA, los Gobiernos ya han empezado a debatir qué regulación de la IA debe aplicarse. La urgencia de esta regulación aumentaría probablemente si la IA se desarrollara rápidamente o en una estructura de red que sugiriera una mayor concentración de poder de mercado. La cuestión sería entonces hasta qué punto aborda eficazmente esas complicaciones de la IA y en qué medida puede retrasar o desviar su implantación.
El impacto final sobre el crecimiento es quizás lo más difícil de comprender. Un efecto positivo en la oferta debería elevar la tasa de crecimiento tendencial de la economía mundial, acelerando con ello la expansión en numerosos sectores.
Es probable que las beneficiarias más inmediatas sean las economías más involucradas en el desarrollo de la IA, lo que incluye a EE. UU., Japón y Corea del Sur (los líderes de la industria de semiconductores), así como las que más ganarían al implantar la IA, lo que incluiría a Europa y el Reino Unido.
La nueva oleada
La aparición de la IA generativa ofrece la promesa de una nueva revolución tecnológica que podría tener tanto alcance como las anteriores. Se trata de una perspectiva realmente apasionante y sugiere un cambio sustancial en la tecnología, la economía y la sociedad. Sin embargo, la historia sugiere que estos cambios se extienden a lo largo de periodos de tiempo relativamente largos, por lo general, de más de medio siglo.
Las oleadas anteriores también sugieren que estos periodos de transición pueden dar lugar a importantes aumentos de la productividad y el crecimiento, pero también a trastornos considerables.
La forma en que la IA afectará a nuestras economías y sociedades en las próximas décadas será producto de las decisiones institucionales que tomemos como sociedades y coordinemos a escala mundial. La IA parece ofrecer la posibilidad de un impulso sustancial a la productividad, que puede contribuir a elevar el nivel de vida, reducir la desigualdad y favorecer la lucha contra el cambio climático.
Pero no hay que dar por sentado esos resultados, pues existen varios retos que habrá que gestionar para evitar que surjan resultados alternativos y menos beneficiosos para todos.
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