Una mayor eficiencia impulsa la revolución del trading de bonos

Puntos Clave

El trading (operaciones de compra y venta) de bonos ha avanzado mucho desde los tiempos en que se realizaban procesos manuales en papel
La automatización ha mejorado considerablemente la capacidad de operar a gran escala y con rapidez
Gracias a la digitalización los operadores pueden obtener mejores resultados comerciales, mejores evaluaciones comparativas y un mayor ahorro de costes.

Las capacidades de negociación con bonos han avanzado mucho, especialmente en términos de velocidad y escala. Esto se debe principalmente a dos factores: la forma en que han evolucionado las operaciones con renta fija (a través del avance técnico y el inicio de la automatización) y cómo los bonos han madurado y evolucionado como clase de activo.

Hoy en día, se dice que el mercado global de bonos está valorado en más de 141 billones de dólares1 , y que cada minuto se compran y venden títulos de renta fija , especialmente porque los mercados y el contexto de inversión parecen estar en constante cambio. Dado que hoy vivimos en un mundo de operaciones omnipresentes con activos financieros, ganar eficiencia es vital. Pero ciertamente, la eficiencia no siempre estuvo ahí.

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Los comienzos

Si retrocedemos 30 años, el trading era un proceso muy manual. En algunas empresas de gestión de activos, los gestores de carteras realizaban sus propias operaciones, mientras que, en otras, los gestores de efectivo entregaban órdenes de bonos escritas a mano a los operadores para que las ejecutaran en su nombre. A continuación, los operadores analizaban las pantallas de Bloomberg en busca de oportunidades (a menudo denominadas «ejes») e información sobre posicionamiento y luego realizaban largas llamadas telefónicas para negociar operaciones.

Cuando se obtenía el mejor precio y se pactaba, los detalles de la operación se introducían en un sistema de ejecución para registrar la operación. No es de extrañar que este proceso tuviera que revisarse. Es evidente que no era adecuado para altos volúmenes de rotación; la recopilación de información era demasiado esporádica; requería introducir demasiados datos y la interacción manual general hacía que fuera muy vulnerable a errores.


La llegada de las máquinas

La solución a esta ineficiencia de la mesa de negociación (trading) fue la automatización. Cuanto más automatizado sea un proceso, más eficiente será; al igual que las líneas de producción en la fabricación de automóviles, el trading de bonos necesitaba automatizarse. Pero para lograrlo, urgía contar con herramientas y una mayor eficiencia en la línea de producción.

La automatización llegó con la introducción de los sistemas de gestión de órdenes (SGO), que incluían programas como Simcorp, LatentZero Minerva y Charles River, entre otros. Estos funcionaban junto con los sistemas de gestión de carteras, lo que permitía a los gestores de fondos crear electrónicamente una orden que llegaba instantáneamente al libro mayor de un operador, lo que se conoce como registro (“blotter”). Siempre que una operación fuera correcta desde el punto de vista del cumplimiento normativo y del riesgo, se ejecutaba.

Esta evolución permitió a los operadores agrupar fácilmente las órdenes por tipo de bono, clase de activo y divisa. También permitía ver órdenes de negociación a nivel de toda la empresa.

Toda la actividad de trading se centralizó: las órdenes se enviaban a la mesa de ejecución adecuada; las operaciones de crédito se dirigían a los operadores  (traders) de crédito, los mercados emergentes a los operadores (traders) de mercados emergentes, etc. Esto redujo significativamente el tiempo de comercialización y aumentó la eficiencia de la mesa de negociación (trading).

Al principio, las operaciones se realizaban principalmente por teléfono; los datos se registraban con cotizaciones competidoras y se asignaban de forma equitativa y eficaz, y luego se contabilizaban, para que los equipos de middle y back office pudieran liquidar y casar con las contrapartes de las operaciones.

Otras mejoras

Estos sistemas siguieron desarrollándose y pronto empezaron a enriquecerse aún más con datos, lo que ayudó a los operadores (traders) a tomar decisiones más informadas. A un SGO podría añadirse un sistema de gestión de la ejecución (SGE) con datos sobre los ejes (es decir, quién está pujando, o está en el eje, para comprar o vender un bono concreto), así como los últimos niveles negociados y las fuentes de fijación de precios. Desarrollamos nuestro propio SGE interno enriquecido con todos los datos que necesitábamos para ser más eficientes, incluidas todas las operaciones internas y externas, así como los precios reales.

Una vez que dispusimos de este punto central para cotejar nuestras órdenes, tuvimos que estudiar cómo las negociábamos. En términos generales, las operaciones de renta fija se dividen en dos grupos: órdenes de bajo nivel, que son órdenes de menor tamaño con bonos más líquidos, como la deuda pública y los bonos Investment Grade; y órdenes de alto nivel, que normalmente implican operaciones de mayor tamaño y en activos más ilíquidos, como la deuda emergente y el alto rendimiento (high yield).

Se necesitaba una solución para las órdenes de bonos de bajo nivel, y esto llegó en forma de redes de comunicación electrónica (RCE) y los inicios de la negociación electrónica, donde los operadores de conectividad Fix (una herramienta de comunicación para el trading internacional en tiempo real) podían lanzar una operación de renta fija a una RCE en ese mismo momento. Podían abrir una consulta a múltiples contrapartes y, en un plazo de tres minutos, ejecutar al mejor precio de entre una multitud de ellos, un proceso que habría llevado bastante más tiempo por teléfono.

Esto ganó popularidad rápidamente, y cada vez se negociaba electrónicamente un mayor número de órdenes de bajo nivel. La evolución fue muy rápida: de una simple solicitud de cotización, al envío de listas de bonos para la fijación de precios y, finalmente, carteras enteras de bonos en una operación de cartera.


La próxima era

El crecimiento de la negociación (trading) electrónica dotó a las mesas de negociación de compras de escala, eficiencia, alcance global y procesamiento directo. Hoy en día, incluso las operaciones negociadas individualmente se confirman a través de estas plataformas electrónicas y, con cada vez más proveedores de liquidez alternativos incorporándose a las mismas, el alcance es verdaderamente global.

La era digital trajo consigo nuevas fuentes de datos. Tenemos información al alcance de la mano en la que podemos ver el mejor resultado potencial de una operación. Todos estos datos de negociación nos han proporcionado mejores evaluaciones comparativas y hemos visto increíbles avances en el análisis de datos y el análisis de costes de transacción (el verdadero ahorro de costes de la negociación). La negociación electrónica está muy integrada en el modelo moderno de mesa de negociación (trading).

Las recientes innovaciones de negociación (trading), combinadas con operadores (traders) experimentados que gestionan relaciones e impulsan la eficiencia de precios para los clientes, han traído consigo una oleada de ventajas. Pero el desarrollo es imparable y siempre hay algo en lo que centrarse, ya que cada eficiencia puede mejorarse en términos de procesos y clientes.

Las mesas de negociación de hace 30 años, con datos limitados, así como sistemas manuales y laboriosos procesos, han dado paso a mesas de negociación automatizadas y eficientes. El híbrido entre la automatización y los operadores (traders) experimentados que negocian grandes operaciones genera ahorros de costes para los inversores, pero el futuro todavía tiene mucho que ofrecer.

La tecnología ha proporcionado un conjunto de herramientas cada vez más amplio para su aplicación según las necesidades, pero ¿qué entraña esto además de permitir una mayor escalabilidad y eficiencia? Nos ofrece ahorros de costes, que es el núcleo de lo que ha impulsado nuestra inversión en operadores (traders) y sistemas de negociación.

Lo más probable es que la inteligencia artificial (IA) impulse la próxima oleada de desarrollo, y contribuirá aún más a reducir el tiempo de comercialización y aumentar la certeza de la mejor ejecución. Por ejemplo, podría ayudar en la gestión de carteras de baja rotación, como estrategias de buy and mantain. También podría contribuir en términos de selección de valores, duración y calidad crediticia en función de los parámetros deseados. Si la inteligencia artificial predice los flujos de caja y los vencimientos de los bonos, las órdenes podrían enviarse directamente a las mesas de negociación con una intervención mínima del gestor de carteras, que podría así centrarse en la estrategia de inversión. Pero la IA aún está dando sus primeros pasos, al menos en términos de negociación. Con todo, la historia nos ha demostrado la velocidad a la que puede avanzar la tecnología.

En última instancia, los mercados seguirán evolucionando y la forma en que negociamos en ellos también deberá avanzar. Debemos ser ágiles y curiosos, y lo más importante, conscientes de que, si bien la tecnología es una clara bendición para el sector, lo que realmente cuenta es la experiencia individual, y saber cómo y cuándo usar esta tecnología.

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