Cuidado con los agoreros
- La transición a cero emisiones se está produciendo mucho más deprisa de lo que muchos predicen y los analistas convencionales subestiman constantemente su ritmo
- Sus predicciones son sistemáticamente erróneas porque sus modelos incorporan un «sesgo pesimista»
- Tanto los Gobiernos como el sector se están fijando el objetivo de triplicar las capacidades de energía renovable para 2030
Quienes escriben los titulares de la prensa siguen un lema bien sencillo: «Si sangra, vende». Y, sin duda alguna, hay muchas malas noticias que llaman la atención en este momento de conflicto, inflación e incertidumbre geopolítica. El contexto de inversión en la carrera hacia las cero emisiones parece, por encima, ser mucho peor que durante la era emocionante, colaborativa y de dinero fácil de la COP26 de Glasgow, allá por 2021.
La mayoría de los informes y titulares nos dicen que no lo estamos haciendo bien: redactan listas de la secuencia cada vez más frecuente y dañina de fenómenos meteorológicos extremos, apuntan a un empeoramiento de las proyecciones científicas sobre cuándo podríamos superar el umbral de 1,5 grados y nos recuerdan que, simplemente, no estamos cambiando lo suficientemente rápido. Y no se equivocan.
Sin embargo, como dijo el famoso escritor F. Scott Fitzgerald:
«La señal de una inteligencia de primer orden es la capacidad de mantener dos ideas opuestas en la mente al mismo tiempo y, aún así conservar la capacidad de funcionar».
Al mismo tiempo, existe una segunda visión opuesta de nuestro avance hacia las cero emisiones, la cual también es cierta. Esta visión se basa en la amplia evidencia que ofrece la historia de las transiciones tecnológicas (que se producen de manera muy lenta al principio y muy rápida después) y en la creciente evidencia de que, en la actualidad, podemos predecir con seguridad este patrón de cambio exponencial en varios sectores de la economía. Además, este patrón muestra una transición mucho más rápida de lo que prevén los pronósticos convencionales.
¿Y por qué es esto importante para los inversores? Los analistas convencionales subestiman constantemente el ritmo de la transición y, cada año, corrigen al alza sus respectivas estimaciones de cuota de mercado de los vehículos eléctricos (VE). Por lo tanto, presentan sistemáticamente un sesgo pesimista y, si los inversores toman estas previsiones como norma, se pone el valor sobre la mesa y la destrucción de valor permanece en las carteras.
Tomemos, por ejemplo, la transición de vehículos eléctricos, que actualmente tiene una cuota de mercado que crece muy por encima del ritmo necesario como para duplicarse cada dos años. En el primer trimestre, Tesla representaba el 28% de las ventas del sector del lujo estadounidense, lo que significa que las empresas que dominaban el mercado han perdido esa cuota de mercado y probablemente nunca la recuperen.1 De forma similar, en Europa los fabricantes chinos ya cuentan con el 8% del mercado de vehículos eléctricos2 , que pasará a colmar todo el mercado del automóvil dentro de 10 años, por lo que las empresas tradicionales también han perdido cuota en este caso.
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Las predicciones de los analistas convencionales son sistemáticamente erróneas porque sus modelos incorporan un sesgo pesimista, ya sea la ceguera sistémica de tratar de analizar todo lo que está sucediendo en las inversiones en vehículos eléctricos, por ejemplo, y luego hacer un modelo a escala de mercado o utilizando modelos de evaluación integrados que son incapaces de modelar esos dos motores clave de la política y el espíritu empresarial en el mercado. Un estudio publicado recientemente demuestra que la extrapolación del crecimiento exponencial es una metodología de previsión más fiable que estas dos, y esta ha sido aplicada a las proyecciones de energía renovable (ER) y vehículos eléctricos por el Rocky Mountain Institute en su serie de estudios X-Change.3
La buena noticia es que los Gobiernos por fin están viendo dos verdades que todas las personas que creen en el poder de los mercados han sostenido durante mucho tiempo. En primer lugar, la inevitable transición a las cero emisiones netas es una competición increíble: las empresas chinas se han beneficiado del enfoque estratégico que han adoptado en materia de energía solar y eólica, baterías y vehículos eléctricos, al tiempo que se han convertido en los líderes mundiales de estos y otros sectores del futuro.
La Ley de Reducción de la Inflación de EE. UU. puede considerarse una respuesta directa en términos de estrategia industrial al hecho de que EE. UU. haya perdido terreno en estos sectores clave de crecimiento. En segundo lugar, los mercados son unas máquinas asombrosas de innovación y ejecución, razón por la cual ahora estamos viendo no solo que los mercados de energías renovables y vehículos eléctricos están entrando en su fase de crecimiento exponencial, sino que observamos los primeros indicios del mismo patrón en el transporte marítimo con cero emisiones de carbono, el acero verde, el combustible de aviación sostenible y el hidrógeno verde.
Un ejemplo sencillo de esto es el transporte marítimo: hace tres años no se fabricaba ni un solo buque con cero emisiones de carbono en ningún lugar del mundo. Más tarde, hace dos años, Maersk, la mayor compañía naviera de contenedores del mundo, encargó el primero.4 Hace un año, se habían encargado 20 barcos de este tipo. Este año, el primer barco con cero emisiones de carbono de Maersk ya está surcando los mares y hay más de 120 barcos sin emisiones de carbono en la cartera de pedidos, es decir, 0, 1, 20, 120. Esta es la naturaleza de las transiciones tecnológicas.5
Tal vez la señal más clara de esta nueva confianza sea la forma en que tanto los Gobiernos nacionales como el sector están fijándose el objetivo de triplicar las capacidades de energía renovable para 2030, el cual estaba incluido en los comunicados del G20 y del G7 y constituye uno de los elementos centrales de la campaña de la Alianza Mundial de las Energías Renovables lanzada en Nueva York en septiembre.
Creemos que esta y más campañas sectoriales público-privadas con objetivos claros de aplicación a corto plazo serán un rasgo destacado de la COP28. Sin embargo, no esperen que la prensa les preste mucha atención, ya que las buenas noticias siempre están escondidas al final de las páginas interiores.
Así pues, mientras la maquinaria de la fatalidad sigue a toda máquina, vale la pena recordar la segunda parte de esa cita de Fitzgerald: «En las cosas no existe la esperanza y, sin embargo, hay que estar decidido a cambiarlas».
Las opiniones expresadas en este artículo son las de su autor y no reflejan necesariamente las de AXA Investment Managers.
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